ESTOS SÍ, LOS OTROS NO (RH)

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En la primera semana del presente año, todos hemos presenciado, a través de los medios de comunicación, el ataque a la libertad de prensa a manos del terrorismo, cobrando la vida de diez dibujantes de la satírica revista Charlie Hebdo de Francia, de cinco ciudadanos franceses, dos policías y la posterior muerte de los atacantes. La repercusión de la noticia por parte de los medios, era la de esperarse: desproporcionada y alarmista, con el característico morbo en la transmisión de los hechos empleada de forma eficiente cuando les conviene.

Seguramente 15 días después de lo acontecido continuarán hablando de las muertes de los caricaturistas, del terror que vivió París durante esas 72 horas, de la rápida respuesta de la policía para dar muerte a los atacantes, una y otra vez pasarán el video, en el que los terroristas matan al policía herido en el piso, se retransmitirán las palabras de Hollande, de Obama, sus condolencias, los actos de solidaridad de las demás naciones con el pueblo Francés, la multitudinaria marcha en la capital gala, los antecedentes de los criminales, la mujer de uno de ellos que escapó a Siria. La noticia se repetirá noche y día hasta sacarle el jugo, el zumo necesario para hacerla más interesante y evitar hablar de otras cosas, poner la atención del televidente solo en eso.

Este mordaz tratamiento que tiene la tragedia por parte de los medios, es algo que no debería sorprendernos, es así como ellos operan y el amarillismo es algo que les fascina hacer, para un público que se acostumbró a ello.

Sin embargo, lo inquietante es, que si bien explotan la tragedia al máximo, ¿por qué lo acontecido en Nigeria, 5 días después de lo de Francia, no tuvo el mismo tratamiento alarmista y amarillista por parte de las cadenas televisivas?
Lo de Nigeria sucedió el sábado 10 de enero, la noticia la dieron muy escueta y rápidamente: 20 personas muertas en la ciudad nigeriana de Maiduguri por parte de la inmolación de una niña perteneciente al Boko Haram, esto superaba en barbaridad y aberración lo ocurrido en Francia. No obstante, los medios prefirieron  ignorarlo y continuaron hablando sobre el tiroteo en París. Es evidente que, ambos sucesos se asemejaban en varios aspectos, para merecer quizás el mismo tratamiento: la inmediatez, la carga trágica y el modo operandi. Además, fueron ataques terroristas que dejaron de un lado 12 muertos y del otro 20, que los grupos a los que pertenecían los atacantes eran de ideología islámica. Y la matanza de Nigeria la ejecutó una niña entre los 10 y 14 años, quien se inmoló despedazando una veintena de personas, ¿no merecía acaso el ataque a Maiduguri un mínimo de condenación y solidaridad mundial, igual al que se le dio a París?

Al parecer, lo de Nigeria no valía la pena, por más que fuesen 20 muertos, quizá por ser negros africanos, gente del común que no tenía ninguna revista satírica, en la que se burlaban del Dios de un pueblo. No era digno de tener repercusión por suceder en tierra de nadie, donde los ataques terroristas son el pan de cada día, 20, 30 muertos de taquito, pero en Francia, Europa, esto no se ve todos los días, es noticia que escandaliza, que alarma, además es un ataque a occidente, París es París, por eso estos asaltos si se cuentan, los otros no. Además, Francia tiene intereses en el medio oriente y es necesario formar una opinión hostil en sus ciudadanos para apoyar las invasiones. 

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