WILLIAM SEWARD BURROUGHS (Johnky)

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Pocos nombres pueden estar tan arraigados a un número de contracorrientes como éste. El elegido, el maestro que se erige en una especie de panteón desde el cual imparte su sabiduría a todos aquellos que quieran recibirla. William S. Burroughs: politoxicómano, homosexual, desenfrenado, profeta, defensor de las armas de fuego; escritor, profesión o gusto que lo acompañó hasta el día de su muerte.  Su nombre  y legado lo posicionan como una de las figuras más transgresoras en la historia de la literatura universal. Entre algunos, de sus muchos adeptos están: Lou Reed, Bob Dylan, Patti Smith, Frank Zappa, Tom Waits, John Lennon, Ian Curtis, Kurt Cobain y un largo y quizás interminable etcétera.
Nace el 5 de febrero de 1914 en St. Louis (Estados Unidos) en el seno de una familia pequeño-burguesa. Desde muy chico mostró gran interés por la literatura y la escritura, leyendo a poetas malditos como Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire o William Blake. A la edad de ocho años escribió sus primeras novelas, tituladas “La autobiografía del lobo” y “Carl Cranbury en Egipto”, siendo fuertemente influenciado por un libro de Jack Black llamado “No puedes ganar”. Más adelante, estudia en la Universidad de Harvard y se gradúa en literatura inglesa, luego de esto, debido a su posición social puede emprender viajes y realizar varios cursos en diversas asignaturas como medicina, antropología y psicología en distintos países como Alemania, Panamá y México, sus aventuras lo llevan desde Marruecos pasando por París o Londres e incluso la selva amazónica de Colombia, Perú y Ecuador. En dichos viajes, no desaprovechó la oportunidad de continuar ampliando sus lecturas de autores como: James Joyce, Franz Kafka o Friedrich Nietzsche; especialmente, dándole gran importancia  a conocimientos sobre la teoría psicoanalítica, la parapsicología, la telepatía, leyendo a Carl Jung, Wilhelm Reich, Spegler o L. Ron Hubbard.  Luego de graduarse de Harvard y emprender su travesía fue cuando empezó a consumir distintos tipos de droga.

“Bueno, simplemente me aburría. No parecía tener mucho interés en convertirme en un ejecutivo publicitario de éxito o en vivir el tipo de vida que te destina Harvard. La droga llenaba un vacío. Yo empecé por pura curiosidad. Luego empecé a pincharme cada vez que me apetecía. Terminé adicto”. 
Sí, durante un tiempo William, vivió de la fortuna de sus padres; pero su vida dio un giro radical. Sus gustos e inclinaciones, lo alejaron del estilo de vida burgués, llevándolo incluso a rechazarlo. Adicto a la morfina y a distintos tipos de opiáceos, encantado con las armas y la vida del bajo mundo se radicó en New York entre el hampa, los homosexuales y los expendedores de drogas. Allí, entre los años 1943 y 1944 conoce a Herbert Huncke, Allen Ginsberg, Jack Kerouac y Lucien Carr, quienes más tarde serían grandes exponentes de la literatura norteamericana y darían inicio a lo que hoy se conoce como la generación Beat. Igualmente conoce a Joan Vollmer, una estudiante de periodismo amiga de Kerouac, con la que se casará en 1946 a pesar de su inclinación homosexual, a ella, drogadicta no parecía importarle mucho ese asunto. Burroughs aún no tiene la escritura como profesión. “Se mostraba reacio a compartir sueños tan extravagantes”, -asegura Allen Ginsberg, poeta “beatnik” y amigo cercano de William. Su mayor preocupación por ese entonces es la droga y lo difícil que es conseguirla debido a la fuerte persecución que sufre por parte de la policía. Estuvo en la cárcel un tiempo por falsificar recetas médicas.  Ginsberg-Kerouac y compañía, quedaron ampliamente sorprendidos por el enorme bagaje y conocimiento que poseía el viejo “Bill”, (así le gustaba ser llamado a Burroughs) cualidad que lo catapultó rápidamente a condición de hermano mayor y maestro entre los “beatniks”. Gracias a él, empezaron a interesarse por literatura como el Bhagavad-Gita, el libro Tibetano de los muertos o el Tao Te King.
Hay que esperar hasta principios de los 50´s para que “Bill” instigado por Kerouac, retomara su afición a escribir novelas. En 1953 publica “Yonki” su primera novela,  en la que relata de una manera fría, directa y minimalista su adicción; retratando las distintas vivencias y luchas para poder mantenerla. La novela fue censurada por las autoridades norteamericanas, debido a su contenido y temática “incomoda”, lo cual no impidió una publicación en formato “pulp” bajo el pseudónimo de William Lee. Poco tiempo después publica “Queer” (marica) del mismo estilo que la anterior, novela que trata, como no, de vivencias propias; sobre sus viajes por los diferentes países y las difíciles relaciones amorosas que mantiene. En 1954, enganchado completamente en la droga y huyendo de la justicia norteamericana por haber asesinado accidentalmente en 1951 a su esposa mientras practicaban en completo estado de embriaguez el célebre número de Guillermo Tell. Termina instalado en Tánger (Marruecos) lugar en el que seguramente vivió los años más difíciles y sórdidos de su vida, debido a su fuerte adicción a la heroína.  
Entre los años 1954 y 1958 vive en Tánger, un período de tiempo soporífero que le impide continuar escribiendo de manera constante, dando como resultado algunos textos inconexos que escribiría en medio de alucinaciones causadas por su extrema condición de adicto.  

“Desperté de la Enfermedad a los cuarenta y cinco años, sereno, cuerdo y en bastante buen estado de salud, a no ser por un hígado algo resentido y ese aspecto de llevar la carne de prestado que tienen todos los que sobreviven a la Enfermedad... La mayoría de esos supervivientes no recuerdan su delirio con detalle. Al parecer, yo tomé notas detalladas sobre la Enfermedad y el delirio. No tengo un recuerdo preciso de haber escrito las notas publicadas ahora con el título de EL ALMUERZO DESNUDO. El título fue sugerido por Jack Kerouac. Hasta mi reciente recuperación no comprendí lo que significaba exactamente lo que dicen sus palabras: ALMUERZO DESNUDO: un instante helado en el que todos ven lo que hay en la punta de sus tenedores.
La Enfermedad es la adicción a la droga y yo fui adicto durante quince años. Cuando digo adicto quiero decir adicto a la droga (término genérico para el opio y/o sus derivados, incluyendo todos los sintéticos, del demerol al palfium). He consumido la droga bajo muchas formas: morfina, heroína, dilaudid, eucodal, pantopón, diccodid, diosane, opio, demerol, dolofina, palfium. La he fumado, comido, aspirado, inyectado en vena-piel-músculo, introducido en supositorios rectales. La aguja no es importante. Tanto da que la aspires, la fumes, la comas o te la metas por el culo, el resultado es el mismo: adicción”.

De esta manera inicia la introducción de la que será su tercera novela. En 1957 recuperado parcialmente de su adicción, termina de escribir y dar forma (utilizando algunos de esos fragmentos) la que es considerada por muchos su obra maestra “Naked Lunch” (Almuerzo desnudo). Novela inconexa y de difícil lectura que carece de tema central, inicio, nudo o desenlace; desarrollada bajo una prosa filosa, directa y “obscena” en ocasiones (dependiendo de la tolerancia de cada lector a cierto tipo de temas). “No pretendo imponer relato, argumento, continuidad… No pretendo entretener”. En esta novela el viejo “Bill”, no sólo rompe con las reglas del lenguaje y la correcta forma de escribir; (sin saberlo, había utilizado la técnica del cut-up, fold-in, splice-in. Técnicas de escritura que le ayudarían más adelante en su cruzada contra el lenguaje), sino también con la moral de la humanidad, los entes de control gubernamentales, el lavado de cerebro por parte de los medios de comunicación y los políticos; la censura contra drogas, el espionaje entre naciones y la dominación de la tecnología sobre el hombre. “Almuerzo desnudo” es publicada en 1959, despertando inmediatamente conmoción, rechazo y censura por parte de las autoridades norteamericanas. Antony Burgess (sí, el que escribió “La naranja mecánica”) y  Norman Mailer, fueron algunos en descubrir tempranamente y apoyar la obra de William Burroughs.

En 1960, lejos de las repercusiones que su novela suscita en Estados Unidos, se establece en Londres, con algunas visitas a París, fue allí, junto a su amigo el pintor, escritor y músico Brion Gysin donde perfeccionó la técnica del cut-up. Gysin, en una ocasión le dijo a Burroughs que “la literatura estaba cincuenta años atrasada con respecto a la pintura”, y le sugirió empezar a experimentar con métodos de vanguardia como la técnica del collage, utilizada por los dadaístas y la técnica de escritura automática usada por los surrealistas; para crear y llevar la escritura a un nuevo nivel. Burroughs, sin perder tiempo empieza a aplicar esta manera de crear literatura, siempre con la idea principal de doblegar al propio lenguaje, dando como resultado a la trilogía Nova: “La máquina blanda” (1961), “El tiquet que explotó” (1962) y “Expreso nova” (1964) novelas distópicas, altamente permeadas por la paranoia tecnológica, el espionaje, el abuso de poder por parte de los entes de control;  no por nada, William es tan valorado entre los círculos de la literatura Cyberpunk.

A lo largo de los años 70´s, hasta el día de su muerte, William continúo escribiendo hasta completar un total de 16 novelas y 6 recopilaciones de cuentos; coleccionando a medida en que trascurría el tiempo a más y más admiradores de su obra, también incursionó en campos como la pintura, la música y el cine. Grabó discos con artistas como: David Bowie, Frank Zappa , Tom Waits , New Order , The Jesús & Mary Chain, Henry Rollins, Blondie, Jimmy Page, Joe Strummer, Michael Stipe. Aparece en la carátula del disco de los Beatles, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (al lado derecho de la Monroe). Actuó en un papel secundario en “Drugstore Cowboy” dirigida por el cineasta Gus Van Sant, así mismo el canadiense David Cronenberg llevó al cine una adaptación de “Naked lunch”, film que toma algunos elementos del libro y los combina con episodios reales de la vida de Burroughs. Escribió el guión del cortometraje “La navidad de un Yonki” dirigido por Martin Scorsese. En 1990 salió “Dead City Radio”, una colección de lecturas respaldadas por música de Sonic Youth y John Cale. Hace una breve aparición en el video de la banda U2 “Last night on Earth”.

William S. Burroughs muere el 2 de agosto de 1997 de un ataque al corazón mientras dormía, a la increíble edad de 83 años (para alguien con antecedentes como los suyos). Es innegable el legado que a su paso por esta tierra dejó. Sí, si el viejo estuviera vivo, este mes habría cumplido el centenario de años.

Salú viejo

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