...DESDE EL NOEMA (Urraca)
Se quedó unos instantes en la esquina de la cerrajería, mezclando sus confusiones y pensamientos, con el humo del cigarrillo. ¿Por qué? ¿Por qué se detenía a pensar? Tal vez porque estaba abrumado de tanta perfección, tal vez porque lo tenía todo y su lucha con el mundo era demasiado fácil y absurda. Solo más tarde, cuando caminaba sumido en el frío de la noche hacia la soledad de su apartamento, tuvo la sensación precisa y captó perfectamente lo que le pasaba. Era la soledad, los recuerdos vacíos, la poca convicción y el deseo de compartir con otro cuerpo la soledad. Cuando se da cuenta de esto, cuchillos filosos refulgen su carne y variadas compulsiones trivializan su magia de empezar de nuevo otra vida. Meditó la mejor manera de hacerlo, hasta que desesperado por el placer constante, se lanzó al mundo, imperturbable dejó su antigua vida atrás, y sintió alivio. Hoy porta con desgano la mirada triste y lejana del hombre que se abandonó a sí mismo.
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