Sonrisas en un tiempo imperturbable

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Por: Urraca

Aquí comienza otra maldición…
la tuya, la mía, nuestra  propia maldición.
Después de tantos años de vigilia,
abstinencia y sed.
A través de esa larga senda, loca, vana
y desolada tumba del tiempo.

¿Qué amanecer verás? ¿Qué ocaso contemplarás?
Hoy estás más ciego que nunca.
No es solo la ceguera, es también, esos viejos hábitos,
las memorias, los enigmas, las viejas canciones.
Tantas calmas interrumpidas sin auxilio,
tantas charlas de la muerte absoluta.

He aquí la maldición, la tuya, la propia…
Enjaulada entre hierros, bajo el candado del antaño.
¿Correremos? ¡Quizás resbalemos por los peldaños!
¿Callaremos? ¡Quizás nos ahoguemos de incertidumbre!
Los pensamientos, sentimientos y alegorías,
han marchado ya, al latir de otro tiempo.

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