Sobre la mentira

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 Por: Psyquest

La mentira es una conducta muy habitual. La vemos todos los días, a todas horas, en todos los lugares, dicha por casi todas las personas e incluso por aquellas que nunca esperaríamos ver mentir, por motivos de razones referentes a su rol o a sus posiciones morales frente a esta manifestación. Por ejemplo, un cura, un policía o un juez. Ellos también mienten. No están exentos de este comportamiento. Y podríamos decir que tiene sentido, porque sería, desde un punto de vista lógico, irracional que no lo hicieran. Y es el acto de mentir, de disfrazar la realidad con lo imaginario, de intercambiar lo real por lo simbólico, a través de la palabra o el silencio; que nos proveemos de beneficios y satisfacciones, que a través de la verdad no hubiésemos obtenido. Entonces es posible que, una de las explicaciones del por qué mentimos, es por un beneficio, que a través de la verdad no podríamos obtener. Y es que, ¿Por qué no decimos la verdad?, ¿Acaso no es más fácil decir la verdad que la mentira?
La verdad está respaldada por el mundo real de la experiencia, donde conoces cada detalle, característica y señal. Cabe aclarar que me baso sobre lo que entendemos por verdad, porque cuando creemos decir la verdad, y resulta no ser esta cierta, esta no se denominaría como mentira. Y es que si no fuese así, no tendríamos ni la más mínima posibilidad de por lo menos discriminar entre lo que entendemos por verdad y mentira. Por lo cual, no sabríamos cuándo somos sinceros o cuándo somos mentirosos. Mientras, la mentira está respaldada por el inestable mundo de la imaginación, de la ilusión y de lo que nunca existió, en el orden de lo real, que hace que sostener una mentira exija un despliegue “total” de activación de habilidades cognitivas, afectivas y comportamentales, para que la mentira pueda resultar exitosa, y el “otro” pueda organizar nuestro mensaje cómo un código que efectivamente,  proviene de lo real. Para decir una mentira, es necesario tener la posibilidad de recrear el mundo real en nuestra mente e idearnos una expresión que pueda coincidir con los elementos dados de la realidad, es decir, ser creativo, tener imaginación; pero no solo eso. También hay otro peligro, otra escala en falso que nos puede tumbar el telón del engaño.  Es necesario la habilidad de poder “actuar la mentira” (esta del orden conductual), de modo que el otro no pueda identificar nuestras señales verbales y no verbales, que podrían avisar a gritos de que estamos mintiendo.
Así mismo, también existe el requisito del autoengaño, que es particularmente especial, porque lo que busca es, ante todo, creernos nosotros mismos la mentira, traspasar las barreras conscientes y “preconscientes”, si se quiere, de lo que sabemos acerca del hecho, y construir en nosotros mismos una verdad del mismo.
En otras palabras, creernos de tal modo la mentira, que en el momento en que la digamos, sea tan espontánea y natural posible como una respuesta sincera. Es muy interesante saber que, según recientes estudios, el ser humano tarda más mintiendo que diciendo la verdad. Inclusive, le exige más esfuerzo fisico y mental, que ser simplemente sincero.
Aquí podríamos introducir una fructífera frase de Oliver North que nos permitirá ver la mentira desde otro punto de vista: “Si lo que está en juego es la vida misma, tenemos que mentir” Y otra de un anónimo: “Más vale una mentira que te haga feliz a una verdad que te haga llorar”. Estas nos brindan una nueva perspectiva sobre el fenómeno y hacen pensar que la mentira entonces no debería ser condenada, siempre y cuando intervengan factores que nos den pista del cuándo es conveniente recurrir a ella, esto es, cuando consideramos la situación necesaria, y cuando el decir la verdad no produce una consecuencia negativa para alguién.
Finalmente cabe aclarar que, de ningún modo busco encontrar la justificación de la mentira, sino más bien, apreciar desde otro punto de vista el acto de engañar a los otros e invitar a verlo sin prejuicios ni doctrinas morales, un acto tan humano como lo es la mentira. O, ¿Acaso alguna vez no has mentido?
  

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