Iluminiasis

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 Por: RH


 Quisiera dormir en su frío regazo contemplando por siempre el vacío de su mirar; pero mi cuerpo no obedece al sueño, no se deja atrapar en su telaraña de cristal tejida con babitas de ninfa. Mi cuerpo no es mi cuerpo. Es algo ajeno y lejano que danza locamente entre la muchedumbre de cuerpos sudorosos y drogados, entre la convulsa atmósfera de colores estallando en supernovas. Un cuerpo esclavo de la música, de la droga y el frenesí que recorre cada uno de mis músculos, tejidos y poros. En las venas orgasmos estelares. Todo es acelerado vértigo girando en los ojos, en la cabeza. Siento el vacío, siento caer en éste. Caer a un pozo sin fondo repleto de mil colores y rebosante de extrañas texturas. Siento, y de que forma lo siento, el pum, pum de mi corazón latiendo como tambor de danza ritual en lo más profundo del África. Un corazón que late en la cabeza, en la retina, en la lengua, en los labios, en el vientre, en estos dementes cuerpos  que me rodean en sus eufóricos gritos, en esa chica desnuda  bañada en luz de luna. La chica que no cesa de llorar su llanto mudo. Mudo como la pena que lleva incrustada en el pecho, ese negro diamante brillándole en la mirada mediterránea que desborda en llanto. “Mónica armónica”. Mi voz no es mi voz, una voz carente de tono, color y olor. Ella no me escucha. Ella mira hacia el horizonte, hacia el lecho en que se aparean la luna y el sol procreando las lágrimas de sus ojos. Ella esta ahí, esperando. Esperando en su soledad de llanto. Camino hacia ella sobre una línea de pétalos secos. Camino sin caminar, un hilo invisible me hala hacia Mónica. Un hilo que se revienta, que es cortado por las balas rezadas de los sicarios. Balas que flotan como pirañas en la negra marejada de olores. Marejada que arrastra cuerpos sudorosos, sangre envenenada, sangre que quema mis ojos, que los ciega. De nuevo la ceguedad. De nuevo el vacío. Mónica armónica se desvanece en mi retina cristalina. De nuevo el pozo y mi cuerpo cayendo en una apestosa charca de orines, vómito y sangre. La luna se deshace en mis labios.

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