SOBERANAMENTE ORGULLOSO (Don Colombiano)

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Hoy más que nunca puedo decir: ¡Qué orgulloso me siento de ser argentino, venezolano y colombiano! Sobran las razones para sentirse hijo de las patrias del general Videla, Marco Pérez Jiménez y Laureano Gómez. Ustedes saben las razones de sobra, pero para hablar de algo mientras la muchacha de servicio me trae el café, vamos a mencionarlas. Empecemos por el Vaticano y la gloriosa frase: “habemus papa”, dicha por ese clérigo sin mandíbula. Qué regocijo embargó mi alma ante semejante frase y mayor la alegría al saber que el elegido era latinoamericano de origen italiano. Primer papa latino y Jesuita. Gracias a Dios, la compañía de Loyola toma las riendas de la santa iglesia, por la reconquista del evangelio. Ya veo las nuevas misiones de Jesuitas encabezadas por Francisco I evangelizando a la indiada andina. ¡Ah! Y si es necesario lleven los perros para que ayuden en el proceso de evangelizar. Este papa Francisco I es un papa joven y de buenas relaciones con los generales del ejército, sobre todo con los de su país, que nos ayudarán a llevar de la mejor forma los procesos democráticos en Latinoamérica. Solo le puedo pedir al Santo Padre que continúe siendo humilde como todo argentino, que no deje de viajar en autobús y no se olvide de nosotros, los pobres de cuello blanco.
Mayor es la dicha de ver a Venezuela regresar a la democracia, tomarse un profundo respiro después de estar asfixiada por 14 años bajo el peso del difunto Chávez. Este señor ya es historia y ahora los venezolanos lo que debemos hacer es borrón y cuenta nueva, nada de Maduro maluco ni nada de eso. Ya es hora del cambio, es hora de que el petróleo venezolano regrese a sus verdaderos dueños. Es hora de decirle al  norteamericano: “bien pueda pase que ésta es su casa y ya no tenemos perros bravos que les ladren”. Porque si no es con Capriles, será con cualquier hijo de buena cuna y con ayuda de Papacho I que la buena vida regresará a Venezuela.


En cuanto a Colombia -y nada que me traen el café ¡ala!- Aunque no ha sucedido nada fuera de lo normal como para sentirse más orgulloso: los muertos al por mayor de Medellín y Cali, los paros cafeteros y camioneros, la crisis carcelaria, las ollas podridas, entre otros. Debo decir que me alegra demasiado ver a la selección Colombia golear a su similar de Bolivia y no negaré la ilusión que tengo de ir al mundial, así sea en Brasil. Y por otro lado el excelente premio que le han dado a Medellín como ciudad innovadora
por encima de New York y Tel Aviv, cómo la vi. Es que se nota la innovación en las comunas y los invitaría a brindar conmigo por esta noticia, pero no me traen el café ¡ala!, No tengo vino y mucho menos agua. Igual gritemos ¡Qué orgulloso me siento!

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