Hombre de luz, Luis Alberto Spinetta
Por: Mau ho
Hombre de luz,
que vuelas al espacio
señálame la ruta al sol.
Quiero estar allí volando
de un modo azul
sentir sus colores
bañarme en su luz…
Fue uno de esos hombres que imaginamos inmortales. Cantaba con la voz masculina más dulce de Latinoamérica, que no resultaba empalagosa, que jamás cansaba, con una sorpresa a la vuelta de cada verso. Ya casi no pelechan en Suramérica poetas tan llenos de música, músicos tan llenos de poesía, con esa misteriosa manera de exprimir la guitarra y las palabras para vaciar el jugo en un millón de oídos. Si la humanidad merece otra oportunidad es por tipos como Spinetta. Él cantará el día de la resurrección de los muertos y su guitarra eléctrica alumbrará el silencioso recinto de los dioses, aburridos de tanta arpa solemne y la música celestial evolucionará eónes. No murió, sino que fue pedido en extradición por el cielo. Nos queda tu reconocido magisterio de canciones. Tus versos como “durazno sagrado” seguirán siendo recordados por “estos hombres tristes” hasta el día del despertar, con el que ahora fusionaste “tu resto”. Estarás feliz, tocando la nota muda, porque solo es triste la muerte del que no ha cantado. Me uno a esos pocos amigos que cantan tus canciones, en este pueblo montañoso a miles de kilómetros de Argentina, en este silencio que dejó tu corazón que latía tan fuerte.
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