Carta a la chica de los ojos andantes
La ves, caminando, hablando por celular o leyendo. No importa si la conoces o no; quizás no tienes idea de su nombre o tal vez sea el que más te quite el sueño. Simplemente es ella, nadie más, a quien hoy recuerdas y decides escribirle.Por: Urraca
Yo no te conocía, no conocía ese tipo de ojos andantes, ni la mano aleteante del vaivén de tus palabras. A veces los hombres lloran todos ciegos bajo el verdor de una juvenil sonrisa. Ahora bien… ¡Aclaremos algo! Aún no te conozco, sin embargo sé bien quién eres, esto me lo dicta tu forma de ser y tu enamorada luz. La amistad y nuestro nimbo de juventud. Donde vives, en el sur, allí a veces quisiera estar confundido. Allí donde vives, la lluvia no es más que una rosa entreabierta. Su niebla misma ríe, risa blanca en el viento, esta oscuridad y esa luz son bellezas iguales. Aquí en el norte, se llora mientras se canta, y esa voz no se extingue como la de un pájaro muerto. Hacia las montañas encamino mis deseos amargos, mientras que tú abres un eco débil que vive lentamente. Y cuando tú y yo hablamos y nos confrontamos, todo parece como el viento que se mece en otoño. Y nuestras manos llueven cataratas de flores, en un jardín diminuto llamado…
¿Sueñas tanto de día como de noche?
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