MONÓLOGO DE UNA MUJER QUE NO ES TONTA (Mónica armónica)
Unknown
8:54 p.m.
DIMENSIÓN 28
,
Dimensiones Revista Literaria
,
Mónica Armónica
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Histérica, desquiciada, hablando sola, estaba muy mal esa mujer. Si la hubieras visto te mueres de la risa, del asco, ver a una congénere sometida de esa forma por un macho, se entiende porque estamos como estamos. Nunca dejaremos esa pendeja actitud de sumisas lloronas, con corazoncitos rojos y ademanes de princesita para ser cuidadas como porcelanas chinas. Ese tipo de mujer no debería existir en una época de emancipación femenina, nos pone en vergüenza, a nosotras que año tras año logramos avances en la liberación del mal llamado sexo débil... Por favor, déjame terminar. Es que ustedes no lo quieren aceptar, no van a reconocer que las mujeres poseemos hoy en día las condiciones sociales y económicas necesarias, para adquirir la completa independencia sobre el pedante troglodita que por mucho tiempo nos sometió. Mírala, ahí va con ese vejete. Quizás a desquitarse… eso fue lo que me dijo en el baño. Mal, lo peor para castigar a un hombre, igualarse en sus cochinadas. Nuestra recatada naturaleza no corresponde al carácter perruno del hombre, nuestro cerebro no está fabricado para procesar y generar las cochinadas que hacen ustedes, no poseemos tanto cinismo. No lo niegues, así es... ¿me contradigo? Eres tu quien se contradice, tu especie dedica el 90% del día a pensar en sexo, el restante 10% no piensan, porque en ese momento están follando con cualquiera. Por ejemplo, ¿Cuántas veces piensas al día en sexo?... Respóndeme... No tienes los pantalones para sostener una respuesta… No te rías, estoy hablando en serio. Yo he visto como miras a las otras, en especial a la vecina. Dime ¿Qué piensas cuando la miras? ¿Piensas en comértela, cierto?... Responda, no voy a enojarme, ni que fuera tan tonta como la del baño... Yo no soy boba, yo por vos no sufro, pero responde... Di algo... ¿Ah?.. Ves, el silencio otorga, lo dice todo. Yo lo sabía, que pendeja. No me toques... ¿Invento?... Crees que no he visto la cara de lerdo que pones cuando la ves asomada al balcón con esas minifaldas. Como le pelas los dientes y haces guiños con los ojos. ¡Ay! Eres igual a todos. Que no me toques ¡carajo!... No, no estoy enojada, pero no mienta, ¿Ah?... Sabe qué, hablamos más tarde, y no me busque ni me llame que hoy voy a estar muy ocupada. Suéltame, vaya donde la vecina, sacie las ganas con ella… ¿Te ofendo? Tú me ofendes a mí al no ser capaz de confesar que te gusta la vecina... ¿No? Cínico. Descarado. Me voy... D.E.J.A.M.E o no respondo… Eso, ríase, cretino. Siempre es lo mismo con vos, no eres tan berraco para sostenérmelo aquí en la cara, dilo: te quieres acostar con la vecina o ¿es que ya se la durmió?, responda... Ves, no eres capaz de decir nada, cobarde. Tu cerebrito no tiene la capacidad de mentir, lo veo en tus ojos, lo huelo al instante. Pendejo, estúpido imbécil. ¿Por qué me haces esto?
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