THE VELVET UNDERGROUND (Johnny C.)

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El tiempo en su transcurso ha querido o mejor aun, ha dictado que ésta banda olvidada  en los anaqueles polvorientos y arrinconados del rock; se le dé el lugar privilegiado que en un principio y durante su corta existencia le negaron rotundamente.

Mucho antes del  pesimismo Grunge, de las guitarras desafinadas, rápidas y furiosas de los punks y en medio del flower power hippie que por entonces se tomaba las calles de Estados Unidos, con su espíritu de falsa libertad y consumo de alucinógenos en busca de la “respuesta” que jamás iban a encontrar; aparecen unos tipos, vestidos de cuero negro, anárquicos, sapientes de la cruda realidad que los rodeaba, dispuestos a romper con todo lo establecido por el momento bueno o no.
No recuerdo cómo o cuándo me topé con esta banda; pero debo decir que agradezco tal oportunidad, porque poco a poco su música ha ido socavando o trastocando, hasta convertirse en una de esas bandas, a la cual le tomas enorme aprecio; tal vez igual a esa chica, libro, película o verso que te eriza la piel, llevándote hasta un trance de ensoñación que arrebata suspiros, sonrisas, miedos y un sin número de expectativas.

Dicen que el nombre Velvet Underground, “Terciopelo subterráneo”, lo tomaron de un libro de tendencia erótica y masoquista, escrito por el norteamericano Michael Leigh. Conformados por: Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker; “la velvet” nace a principios de la década de los sesenta, luego de varios proyectos precursores de poco alcance; pero que empezaron a marcar la trayectoria y estilo futuros. Su sonido experimental, estrepitoso y vanguardista repleto de guitarras disonantes y cacofónicas, tambores que parecen extraídos de los rituales más oscuros de alguna tribu perdida en la selva, encima de una afilada y  chirriante viola eléctrica capaz de rasgar los más profundos recovecos del cerebro, conforman el inconfundible y delirante sonido propio de “la velvet”.  A la par están sus letras oscuras, llenas de heroína, cuero, sexo, desenfreno y desesperación que rompían claramente con todo lo que acontecía por la época del “hippismo”, los Beatles y el peace and love que se promulgaba como el pan de cada día.

La aventura recién inició a vislumbrar, luego de ofrecer un concierto al que asistió Andy Warhol (Sí, el de la lata de Campbell soup), quien quedó impresionado por el sonido de la banda y vió una oportunidad más de sumar a su carrusel vanguardista a otro esbirro.
Con Warhol y Nico (una rubia, cantante, actriz y modelo alemana) “la velvet” lanza su primer LP en 1967 titulado “The Velvet Underground & Nico”, un disco totalmente extraño para el tiempo, que contiene grandes canciones como: “I’m Waiting For The Man”, en el que se cuenta la historia de un drogadicto a la espera y búsqueda de su camello; la icónica “Heroin” himno de los himnos entre los Yonkies y “Venus In Furs”, canción con letras masoquistas que igual al nombre de la banda fue tomado del libro “La Venus de las pieles”, escrito por el austriaco Sacher Masoch, a quien se le atribuye la invención del masoquismo. El material tibiamente recibido, obtuvo poco reconocimiento entre la masa.

Sin Warhol (despedido por Lou) el grupo, al capitaneo de la genialidad de Reed y Cale, se proponen llevar a cabo la experimentación de sonido a otro nivel. Es así como, de las riendas creativas de este par de muchachos, aparace “White Light/White Heat” (1968)  el segundo disco; mucho, muchísimo más experimental, crudo,  y lúgubre que su antecesor y que a cualquiera en la historia del grupo. Dicho álbum contiene canciones con una increíble combinación de sonidos como: “Lady Godiva´s Operation”, canción que habla de una muy poco recomendable cirugía; “The Gift”, “White light/White Heat” o la frenética “Sister Ray” ampliamente antiestéticas, rasgadas, para nada convencionales y difíciles de oír. El álbum es considerado como el inicio del género musical conocido como “Noise”. Sin embargo, y como era de esperarse, el éxito del álbum fue nulo; esto combinado con ciertas disputas entre Lou y Cale, generó que éste último abandonara la formación. Lo que me atrevería a considerar como el principio del fin. (Por lo menos para “la velvet”).

Con Cale fuera y Doug Yale como su reemplazo, Reed al capitaneo decide dar un giro trascendental al estilo del grupo. Nace el álbum homónimo a la banda “The Velvet Underground” (1969). Distante a los dos anteriores, este nuevo material más digerible y tranquilo en cuanto a sonido y letras, bastante pop, nos enseña un cambio que no está del todo mal; pero ya no es lo mismo. El feo monstruo fue lavado, maquillado y vestido. Dejando de lado esto y dedicándose simplemente a escuchar nos encontramos con canciones que se han convertido en grandes clásicos de la banda. “Pale Blue Eyes”; “I’m Set Free”; o “Jesus” son algunas de las suaves y melódicas baladas con las que nos podemos encontrar en el disco, convirtiéndose a pesar de todo en un material bien hecho y al mismo tiempo hermoso. Pero esto tampoco ayudaría mucho con el tema de las
ventas.

Por último, tenemos el “Loaded” (1970), un intento mucho más pop y de carácter comercial; tal vez decepcionante. Muy lejos de lo que había sido  “la velvet” en sus inicios. A pesar de esto, podemos rescatar estos temas también clásicos dentro de la banda y la historia de la música: “Rock`n roll”; “Sweet Jane” y “Sweet Nuthin”.

Ese mismo año Lou decide dejar la banda y continuar su camino como solista. Morrison y Tucker haría también lo mismo y cada uno por su lado emprenderían nuevos proyectos. Luego de cinco años, pocas ventas, mucha experimentación, peleas, drogas y mala suerte. La banda se desintegra definitivamente.   

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