EDITORIAL 09 (Andrés Pérez)

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 Noveno mes del último año de la actual civilización humana, esto según los mayas. Según los mayas no, mas bien según los interpretadores de esta antigua cultura mesoamericana, quienes se han esforzado hasta el cansancio en descifrar los jeroglíficos y calcular, sin “errar”, el antiguo calendario maya, llegando a una temerosa y escalofriante conclusión que se recoge en una sola palabra: apocalipsis, el fin del mundo. ¿El fin? ¿Será que si, esta vez?  Esperemos qué sucede con este intencionado e innovador apocalipsis; por ahora restan tres meses para deshacer y hacer demasiadas cosas.

Así que, presente en el presente, aquí y ahora en septiembre, el mes sin festivos, el mes de corazones rojos, el mes del amor y la amistad, después viene el de las brujas, le sigue el de los muertos y por último el de la “post apocalíptica” navidad.  ¿Un papá Noel alienígena o seguirá siendo de Coca-Cola?

Es el momento en que las vitrinas de los centros comerciales  se llenan de globitos con forma de corazón y aparece en todas las paredes los pronombres “TÚ Y YO”, seguidos de una cuña publicitaria. Esos corazones inflados de aire industrial, esos “TÚ Y YO” hablando de una posesión del otro por el otro, una ligazón, la “Y” representa el grillete. Y la cuña incitando a dinamizar este sentimiento en un vertiginoso delirio consumista. Con tal panorama, resulta realmente complejo hablar de amor y amistad en la actualidad en la cual, los sentimientos están trastocados por la varita mágica del capital y los valores se venden en el mercado como se venden los televisores y la ropa. Ahora, el tema de la paz mucho más complejo, si tenemos en cuenta el carácter conflictivo que nos caracteriza. Cristo dijo: “la paz os dejo, la paz os doy”, y lo mataron. De igual forma, le sucedió a Gandhi y a muchos otros. Al parecer, la paz se entiende como una amenaza. ¿Una amenaza para qué? Entendemos la paz como violencia, el amor como rencor y la amistad como falsedad ¿será que entendemos todo al revés? Si, existe un filtro  que nos esta distorsionando lo poco humano que queda en nosotros. Esperemos que si dentro de tres meses no se acaba esto, por lo menos empiece el desmonte de ese filtro, porque se hace necesario un cambio de “chip”, un cambio de era, de valores, de humanización.

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