ANTIOQUIA (Urraca)
En un Santo Domingo, dizque se encontraban los hermanos San Francisco , San Jerónimo, San Luis , San Rafael, San Roque y San Vicente, ¡eh Ave María pues!. Todos estos, hijos provenientes de La Unión entre Doña Betulia y San José De La Montaña.
Hallábase pues la familia entera dentro de El Santuario, dirigiendo sus plegarias a San Pedro De Los Milagros, ofreciendo infinitas gracias por la Concepción de la niña Guadalupe en un Campamento situado Entrerrios, adornado con una sola Heliconia nacida en medio de las Cañasgordas que crecen a la orilla del río Magdalena; bajo el manto de La Estrella, centrada en medio de La Pintada noche y que extendía su luz desde la Sabanalarga de el Apartadó Jardín de Anzá, pasando por la Angostura del municipio más pequeño de Colombia: Sabaneta, y terminando en La Vigía Del Fuerte, donde San Carlos degustaba de una gaseosa Betania, mientras cocinaba El Bagre extraído del río Cauca, (el cual baña con sus aguas los municipios de Santa Fe De Antioquia, Valdivia, Ituango, Caucasia y Nechí); para preparar algunos Remedios para el viejo Don Matías, padre suyo.
Dicho nacimiento de la niña Guadalupe, fue una gran noticia que viajó de cabo a cabo y de puerto a puerto, desde Puerto Berrio hasta Puerto Naré y pasando por Puerto Triunfo.
Años más tarde, Guadalupe y su hermana mayor Carolina Del Príncipe, se encontraban jugando en un hermoso y Bello Valparaíso. “Añorí a mi príncipe” dijo con la voz entrecortada Carolina Del Príncipe a su hermana menor Guadalupe. El Retiro existente entre su príncipe, quien vivía en El Museo El Castillo situado en el municipio de Medellín; y al cual la hermosa joven tenía entre La Ceja y su contigua; llenaba de tristeza y congoja su corazón.
“¡Sonríe hermana! Y que no Peque tu corazón de soledad”. Dijo con elocuente voz y con Concordia fluidez Guadalupe a su hermana mayor. “Belmira a nuestra prima Zaragoza, ella corre dichosa entre el Montebello que divide a Cáceres de Tarazá, es feliz con el campo y sus animales, muchos le dicen que es Santa Rosa De Osos, otros por igual la llaman Carmen De Viboral. Ama caminar por el Rionegro y contemplar los seres que habitan allí, tales como la Barbosa y el Caracolí”.
Dichas palabras llenaron de alegría a Carolina Del Príncipe y en compañía de su hermana menor, continuaron jugando al lado de sus amigas de infancia con nombres de indígenas: Vegachí y Yalí. Jugaron juntas hasta El Salgar del sol en la mañana que iluminó tantas veces el ferrocarril por el cual viajaba el tren que pasaba por Copacabana y Girardota, haciendo su parada en la estación Cisneros.
¡Oh Pueblorrico es esta montaña de oro, donde se come Carepa paisa al desayuno, y que algunos llaman ANTIOQUIA!
¡Qué Dios la Guarne en su Santa BARBArá y en su santa gloria!
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