CARTA A LA VECINA DE NEPTUNO (Johnny C.)

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La ves, caminando, hablando por celular o leyendo. No importa si la conoces o no; quizás no tienes idea de su nombre o tal vez sea el que más te quite el sueño. Simplemente es ella, nadie más,  a quien hoy recuerdas y decides escribirle.


Sí ya sé ya sé sí sí le dije que no iba a extrañarla pero pensarla no es extrañarla pensarla es evocarla y no la extraño pero sí un poco no más bien un poco sí la extraño pero le dije que la estoy pensando y pensarla mucho más de la cuenta no es extrañarla y le estoy mintiendo a usted y también a mí ya le estoy diciendo que la extraño me vuelvo loco porque de tanto pensarla ya desgaste su figura he perdido las manos memoriales que te cimientan extraño el calorcito de tu rodilla derecha en mi rodilla izquierda extraño sus dedos en mi cabello extraño su mirada que me dice sí por favor extraño verla respirar y suspirar y rezongar  y palidecer y enrojecer y el sudor de sus manos y el frío ese que se queda fuera porque sos todo fuego dónde andarás metida en este momento que no te encuentro o será que no encuentro un momento me gusta decirle cosas tontas para oír su voz de reproche me gusta decirle cosas tiernas para sentir su voz dulce me gusta decirle nada para atrapar su silencio y guardarlo y atesorarlo para cuando usted no este sentirla más cerca o más lejos o yo que sé le dije que no iba a extrañarla que me las podría arreglar solo que no iba a ser gran cosa pero escribirle no es extrañarla y sentir su piel sus labios su mirada su cabello su aliento su zapato derecho que juega perezosamente con el mío y decirle que la entiendo ¿qué? Repíteme lo último que no la extraño no eso no que la extraño putamente no eso tampoco que su zapato derecho jugando con el mío acariciándose besándose sintiéndose no eso tampoco que la entiendo sí eso la entiendo porque yo también estoy perdido en este remolino que gira y gira y gira y gira y gira y gira y gira y tengo ganas de vomitar un montón de burbujas multicolores de pájaros que se lanzan al vuelo desde mi pista babosa en busca de la ecuación necesaria de uno más uno igual a la yuxtaposición  del cuadrado deslizante a la secante de la locura apasionada  que se eleva desde la raíz posicionada en la masa y la altura y la velocidad de las caricias contrarrestada por la fricción y el sonido acuoso de tu celular mientras el radio de nuestra burbuja se hace más pequeño y nos mantiene más juntos  en el odio y en el amor multiplicado por X para llegar al límite y luego derivar a la isla metafísica donde hemos decidido jugar un poco con el tiempo ayer hizo un calor de mil demonios y me quedé esperando como un loco bajo esas olas que golpeaban mi ventana me quedé esperando la respuesta a un tonto mensaje y esperé y esperé y ni señal yo no soy todo “je est autre” pero en este momento no podría saber o decirle que sentido pueda tener ese aforismo  y odio cuando estoy con usted si lo odio porque no puedo dejar de pensar que en algún momento nos vamos a separar y no podes imaginar lo mucho que eso me carcome el alma y aborrezco pensar así porque si no nos separamos no tendría la oportunidad de verla de nuevo por primera vez otra vez salí un poco a vagar las calles esperando encontrarla o que usted me encontrara pero esas cosas sólo pasan en las películas o en la literatura ve le dije que podía despegarme de su placentera droga que voy a sobrevivir y que tengo miedo y me desespera el tiempo que tenga que esperar para inyectarla en mis labios en mi alma en mi corazón en mi cerebro empiezan a caer unas pequeñas gotas del cielo negro y ya no se puede ver la luna ni a nadie entonces fumo en silencio mientras regreso a mis muros a pensar en cómo dejar de pensarla.

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