EL INSTANTE EN MI MANO (Urraca)

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La sangre miente melancólicamente, es un rayo
vengativo, una pluma de metal.
En tardes infinitas y reveladas, la minuciosidad del alma
se recorre, y la precipitación pone nombre al mundo.
Una mano se mueve despacio, tangible, transparente.
Manos y palabras que salen de una vida austera y fugitiva,
salen y persiguen lo que fueron huesos,
lo que fueron hombre, cárcel y  música.
En medio de una luz camuflada en un cielo de tormenta,
rayos vivificadores y profundos,
y sonidos finales que revelan las cadencias y gestos
que nunca se repetirán.
El mundo encierra la verdad de la vida.
La luna aclarece el dolor en las pupilas.
Una lírica mano azul sin sueño, un silencio cauto,
la música ha llegado, los pasos, la luz y la sombra.
El sol, ojo victorioso que desviste nuestra piel,
vigila el galope de la sangre en la tierra;
y nos estruja de a poco con fulgurosa ironía.
Puedo mirarme, reconocerme y alegrarme,
con ojos extraños e interrogación en mi boca,
señalo y desvarío mi apenas perceptible existencia.
Penetró en mi torrente y reclamo mi esencia,
mi calamidad sellada en empaque de humano.
Contemplo el cielo como si fuese mi propio rostro,
levanto mi mano en el límite del aire,
y sigo soñando el instante que aún yace y se yergue.



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