HORAS EN UN VIEJO HOSPITAL (KÖbantha)
De nuevo aquí, otra vez en el mismo rústico y desolado hospital, otra vez atada al mundo de los incomprendidos, de nuevo prisionera de las dudas que me persiguen con un reloj en su espalda.
Detesto este lugar, desde pequeña poseo un miedo profundo e irracional hacia los hospitales ¿Será nosocomefobia?, ja! Qué exagerada soy, si fuese así estuviera afuera reemplazando al portero o a su perro; alertando a la gente con bozal, para que no entren a ese horrible lugar, Jajá!, quizá solo debe ser que lo aborrezco más que asistir a misas.
Si he de morir, odiaría hacerlo en un lugar como estos, ni por el carajo quisiera entregarle mis últimos respiros, parpadeos y pensamientos a este cubículo de silencio y soledad.
Me pregunto cuántas almas estarán rondando por este lugar, he de suponer que son más las infelices que las felices o yo que sé, no tengo argumentos para esto. Algún día lo he de saber.
Qué ocurrencias pienso. Baaah solo lleno crucigramas… no acerté ni uno, pero ni importa los inventaré, mientras mastico lapiceros…
¡Maldita sea! Se ha regado tinta en mi boca…
¡Ahhh! Ya sé! me miraré al espejo mientras veo que tan hermosa me veo con mi nuevo color de dientes. Lástima que no faltan los ancianos mirando con curiosidad, ¡Pues no, ancianos, no les daré tinta para sus dientes!... Que cruel soy, no tienen dientes... no fue mi intención llegar a esa conclusión.
No sé qué hacer, siento como si estuviese en una silla eléctrica a punto de ser ejecutada, ja! Saber que en este momento el tiempo es mi mendigo, destellos de miradas perdidas sumergen este lugar, todos parecemos un conjunto de robots a los que les faltan piezas para que funcionen.
Mientras llego a donde no he llegado, me la llevo a patadas con el perro... ¡Pero qué carajos, si yo no tengo perro! Mejor cierro mi boca, mejor dicho, mi mente…
Aunque…
¡ES IMPOSIBLE!
Pero es extraño, sigo pensando mientras me duele todo el cuerpo y gran parte de mi alma, al estar sentada aquí mirando el reloj, sin resultado alguno… es paradójico ver como mi padre quiere vivir dormido de por vida… Pero no funciona ni bebiendo cuanta cosa encuentre, tanto así que ni los somníferos duermen a quien ya está dormido, ¿no será feliz? O quizás eso lo haga feliz. Solo sé que su vida, no va atada a la mía, mientras yo quiero vivir, el quiere vivir sin vida. ¿Cuál será el motivo para que se quiera aferrar a la idea de muerte?, su figura se desvanece y está llena de enigmas para mí, secuelas de su existencia me producen temor y ganas de seguir derrochando hojas de papel sin haber escrito la primera palabra. Quizás no te conozco, quizás existes solo cuando estás en un hospital.
No pensaré más respecto a él, hombres tenían que ser ¿por qué siempre me ponen a pensar?
Allí está la mujer que tanto idolatro, veo que abre y cierra su boca de una forma un tanto descontrolada, pero ¿qué son esos gestos?, ¿rabia? Mejor pondré atención y le quitaré el estado “mute” a los sermones que mi madre me está dando en este momento y la escucharé.
No me concentro… ¿Hedonismo?, ¿Nadaísmo?, ¿Existencialismo?... ¿Qué podrá ser lo que estoy viviendo en este momento?... Quizás solo amor, o quizás estoy entrando en ese éxtasis de construir por placer réplicas de las muchas personalidades que puedo llegar a tener... Al fin y al cabo, tengo tiempo para eso, no hay mejor forma de pensar que hacerlo en un lugar en el que te obliga solo a pensar… ¿En un hospital?… No, en un lugar triste de reclutamiento.
Miro fijamente de nuevo el reloj, siento a mi madre preocupada, veo lluvia en sus ojos, veo truenos en sus cejas, veo como no me ve, le pregunto qué le sucede y no encuentro respuesta alguna ¿por qué?
Quiero pensar en otras cosas, pero no es necesario, porque al fin y al cabo cada momento que pasa, reflejos de aquel chico el cual, solo conozco cuando está en mi mente me invade, su esencia para mí está en la sombra, sin embargo me voy a ella solo para descifrarlo.
Mi inocencia es tan suya que mis oídos ya se acostumbraron a escuchar lo que grita mi mente.
Loca por tu demencia, ja! Hasta con camisa de fuerza… ¿Existes o no existes?, con certeza no lo sé… solo sé que estás en la cúspide de mi alma, en la caja de resonancia de mi ser… en los deseos más indeseados de mi espacio, solo un impío se atrevería a golpear los pedacillos de papel de lo que estás hecho… Vives en el dédalo más confuso y enredado, tanto así que en mi cabello te encontraría con más facilidad. Es una entelequia pensar que alguna vez te puedas fijar en mí... No lo digo por subestimarme ni mucho menos por baja autoestima, solo acepta… No existes… Te busco en cada rostro, busco tu mirada... Busco algo que me dé la más mínima esperanza de poder algún día tener el olor que siempre he querido cerca... Te quiero, ¿Me quieres?... No me mientas, no lo digas, calla si quieres hacerlo, solo mira mi alma, no mires mi cuerpo, ya que es solo carne y hueso.
Te palpo con mis dedos tus ojos son dos piruetas que me hacen sonrojar así me caracterice por ser pálida como la lápida de mis abuelos. Tus ojos son tan grandes que podría pasar horas y horas mirándolos, dibujándolos, así no sepa dibujar; amándolos, así no tenga idea de cómo amar; viendo el color de tu esencia; saboreando lo que me dice tu silencio. Te pienso, ¿Me piensas?, ¿En tu mente cabe está incomprendida mujer amante?...
¿Mujer amante?... Que tan solo pudiera escucharla, aquella canción que de niña me puso a escuchar los sollozos de mis poros, derramaría cada gota de mi esencia, al saber que en este momento eso es lo que soy, la más soñadora e inestable mujer amante.
Mientras callo... Mientras pienso, la rutina de los días, el escondite de mis secretos, la distancia de mis sueños... Quisiera saber que existe más allá de los seres que rodean mi mundo y que recrean mi mundo pintoresco y a la vez lo atormentan, lo convierten en un mundo en el que existe un bufón que tiene mil voces que se contradicen una, otra y otra vez... Pero al final me doy cuenta que ese bufón se desvanece y se convierte en un conjunto de mariposas que habitan mi estómago. ¿Estaré enamorada? Dominada por la idea de construir historias, mil ideas inundan mi mente y todas quieren salir al tiempo. Espero no estar pensando discordancias.
Hace rato no sentía la necesidad de despertar la imaginación de mi imaginación; pero ya ves, ya veo como despertar tranquila y sosegada mis ganas de vivir, mis ganas de crear-te, así tus pulmones se ausenten más que mi alegría.
Me hallo absuelta entre dudas.
Mientras tanto caminaré, quizás en estos espantosos corredores halle algo interesante.
Un momento… ¿Por qué todos se alborotan de esa forma?, ¿Qué le pasa a mi madre?, ¿Por qué grita?, ¿Por qué llora?, acaso ¿le pasó algo a mi padre?
El señor ese de escritura comúnmente extraña, doctor tenía que ser, está escribiendo quien sabe cuántos jeroglíficos, conversa con mi madre; pero no logro descifrar sus labios, solo veo gestos de tristeza.
¿Quién es esa mujer que sale de la habitación de mi padre? ¿Por qué sale de ahí?, ¿Por qué está cubierta con una sábana blanca?, ¿Por qué lloran desgarradamente?, ¿Dónde está mi padre?, ¿Por qué no me escuchan?
¿Y ahora qué? ¿Qué está pasando?, por Dios.
¿Acaso ese hombre que acaba de entrar por esa puerta no es mi padre?
¿No se supone que estaba allí adentro luchando por su vida?
¿Por qué abraza a mi madre?
¿Entonces quién carajos estuvo en esa habitación?
¿A quién estuve esperando todas estas horas?
Mi madre con gran ímpetu, con sus manos llenas de lágrimas, temblorosa, con el maquillaje regado por todo su rostro, se lanza como un gato despavorido sobre su objetivo. Al destapar ese ser, ese gran interrogante, al cual solo se le veían sus largos cabellos negros bajo la sábana y sus pequeños y escuálidos pies.
Otro enigma se resuelve, mientras aquella chica se desvanece.
Me deja estupefacta, no me es posible creer que quizás mi pensamiento me traicionó.
El ambiente es tenso, siento mis manos heladas, siento mi vida helada. Así no la tenga.
En la camilla solo está ella, tan pálida, tan fría y tan joven, sumergida en un gran pozo de tristeza, sus labios los cuales fueron característicamente rojos, ahora solo están del color de lo que fue su vida, aunque en la mente de todos exista un concepto de que era feliz. Ahora esta historia paso de tener unos pocos visos de color, a ser de las más frías, tristes y fúnebres de las noches.
Ahora todos esos enigmas que me consumían se están resolviendo solos, esa mujer recostada en una camilla, la cual descubrí que conocía más de lo que llegué a imaginar. O por lo menos eso creía, la cual luchaba por salir de de este mundo tan superficial, salió de este mundo de la forma más pusilánime. Esa mujer la cual nombré como “mujer amante”, ahora pasa a ser “mujer cobarde”.
La que veo ahí, hecha de papel y la cual prontamente veré hecha cenizas.
Soy yo.
En mi funeral, al ver miles de flores las cuales en vida nunca recibí, al caminar por medio de todos los que algún día llegaron a quererme, solo escucho sollozos, de las tantas voces ahogadas, solo escucho que dicen que ella lentamente cada día que abría sus grandes ojos negros, su mente la iba matando por dentro. Nadie sabe los verdaderos motivos de su muerte, ni mucho menos yo lo sé.
Ahora que siento tanta tristeza en lo poco que queda de mí, vuelvo a pensar en él, de nuevo recuerdo que no existe, de nuevo recuerdo que no existo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(
Atom
)
No hay comentarios. :
Publicar un comentario