EL ÁTICO (Psyquest)

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Existe un lugar de la casa llamado el ático. Todas las casas tienen un ático –dependiendo de la cultura su nombre variará- Es el lugar donde suelen ser archivados diversos objetos, de todos los tamaños, colores y valor, que dejados al polvo, quizá por un tiempo, o quizá para siempre, se libran de ellos porque están averiados o simplemente ya no son prioritarios. Esos objetos hablan de nosotros, de lo que fuimos o también de lo que quisimos ser: un balón de fútbol, un pincel, un libro o una guitarra, todo puede ir a parar en él. Además de ese, existe un ático personal que todos tenemos, y lo llevamos a todas partes ¿Qué es lo que se guarda en él? Para relatarlo debo contarte que ocurren ciertos días que te despiertas soñando acerca de la existencia de una realidad, una realidad colorida,  abierta y sedienta de ser pintada por tus palabras, la cual te invita todos los días a aventurarte.  Pero de algún modo te niegas, es que quizás algo te frena. Y sueles decir: “es que el tiempo pasa tan rápido”. Buscas cien respuestas, y después terminas con mil excusas. Es lo único que te preocupa, y luego te conforma. También recuerdas en ese despertar un mar de ideas y
  pensamientos en vilo para olear, acompañada de un cielo que quieres volar; sabes que lo quieres explorar, deseas enloquecer en él, sentir las súbitas cachetadas del viento y gritarle al vasto firmamento todo lo que amas y detestas de la vida. Tal vez una vez, tal vez dos veces. Tal vez mil veces, o hasta que tu garganta dé ¿Por qué no? Ahí es cuando te das cuenta que quisieras explorar con tu imaginación el universo, quisieras vivir con la verdad. Quisieras dejar de ser un reo por primera vez en tu vida y salir de esta maldita cárcel que te cierra las salidas, esta estúpida burbuja que a diario te comprime y que te priva de ser cacheteado por el viento; y terminas por ser golpeado con el inerte hierro de la insípida realidad, con heridas tan inmensas hechas de herraduras fundidas en mil lamentos, éstas que al compás marcan mecánicamente tus pensamientos confusos y sin procesar, ocupando un importante lugar en tu cabeza; en ese inmenso ático que de ocaso en ocaso, de grano en grano se ha muy pronto de empolvar.
Ese es el ático, el cual puede ser el cementerio de tus anhelos, que en nubarrones de polvo cobijará lo que en algún momento serán tus sueños. Así que, ya sabemos que ese ático estará siempre ahí, y que recordaremos en aquellos matutinos despertares ¿Y qué se guardará en él? Pues, cada uno lo decidirá, porque hasta este mismo escrito, también puede al ático ir a parar.

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