ANTES DEL DÍA Y DESPUÉS DE LA NOCHE (Johhny C.)
para ella
Una noche, él le regaló la luna; quizás porque no tenía lo suficiente para una caja de chocolates o porque fue lo primero que encontró al encontrarla sorpresivamente surcando las calles y el cielo. Después de un tiempo, tal vez mucho, quizás hace un día, tres semanas o dos meses, quiso completar el paquete regalándole un arcoíris; queriendo de alguna manera, compensar la falta de color de ese pedazo pálido, rocoso y agrietado. Pudo suceder que en su desesperación o apelación, no se diera por enterado del pésimo estado de los colores de ese arco-gris como día y feo de invierno.
No funcionó, ni siquiera cuando tiempo atrás, antes del día y después de la noche, quiso mostrarle lo mucho que ella, para él, valía; al saltar y tocar el cielo con las manos, algo verdaderamente fácil de lograr sólo con sostener la mano de ella, si ella, ¡cómo no! estaba a su lado o de lado intentando individualmente-juntos hacerle la buena y única posible jugada al destino.
Él no puede creer su pequeña, diminuta, mínima suerte o su gran, enorme, gigante infortunio; cuando ella, de muchas maneras, formas y tratados basados en yonoséques-porqués-comós-cuándos que no logra o puede entender, descifrar, enumerar o congeniar, le hizo saber que amigosnadamás-amigos-nada-más. Algo que para las aspiraciones, esperanzas y sueños de él, es pero demasiado, demasiado, demasiado muy poco. Y pasa que no es que él sea el tipo más simpático de los alrededores, ni siquiera el más significativo o le sobren los amigos, que sólo están cuando necesitan algo y siempre nunca al necesitar que estén.
Sólo amigos es lo que ella propone después de la luna, el día, el arcogris, la noche y algún tiempo después de todo. Esa propuestadecisiónrespuesta, es algo que a él le carcome el buen dormir y le enturbia las ilusiones; un ideal que para las expectativas de él con ella, simplemente es muy poco; un algo que a comparación de él, hace de ese estúpido y descolorido arcoíris un sol en cielo sin nubes; es un algo que le rebota entre el concepto y el concreto de la testa; una particularidad en los días y una bestia halada en las noches.
Tiempo atrás de la luna, ella fue esquiva. Tal vez por “esperar un momento ideal o con el ideal de qué carajos, qué idiota para molestar” porque la historia es de por sí ya larga. Ahora, ni siquiera amigos, debido a la negación de ambos por los ideales del otro; cosa que hace sufrir a los dos (tal vez) -a él seguro-, por aquello de que es posible que no importe sufrir en secreto mientras se está cerca. O ¿quién sabe?
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