EL RESGUARDO DEL SILENCIO (Johnny C.)
Unknown
11:48 p.m.
DIMENSIÓN 18
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Dimensiones Revista Literaria
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Extroducciones
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Johnny C.
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EXTRODUCCIÓN 04En esta ocasión, debo decir que con sorpresa o sin ella, llevar a cabo alguna idea para esta sección de revista Dimensiones me fue prácticamente imposible; ya sea porque estaba muy ocupado o porque ninguna idea maduró lo suficiente como para poder extraer algo. Conmigo es interesante eso de que con presión y tema, simplemente haga que me bloquee y termine en el recurrente infierno blanco; a veces manchado de tinta por todos lados, porque cuando no puedo escribir, me da por jugar con la barra de tinta de los kilométricos y termino como un niño pequeño con tinta hasta en los dientes. Es un mal hábito, lo sé; la verdad no he podido superarlo, ni siquiera con aquello del horrible sabor que tiene la tinta.
Entonces básicamente estaba jodido y empecé a pensar en pedir algo de ayuda, que caía como del cielo o más bien tocaba mi puerta. Resulta que hace un tiempo había quedado de prestar algunos libros a hnz51 y ahora tenía al tipo frente a mí y mi problema de páginas blancas. Pensé que tal vez, él podría ayudarme con eso. Nada que la noche, una ollada de tinto y un paquete de pielroja no pueda solucionar. Pero que va. 51, lo único que hizo fue sentarse, subir los zapatos sobre mi escritorio y encender un cigarrillo. Escuchó mi inconveniente en completo silencio mientras el cigarrillo se quemaba en sus labios. No suscitó palabra alguna, luego se levantó y localizó cualquier emisora de jazz por internet y regresó a su asiento, volvió a subir los pies sobre la mesa y se arrellanó aún más; de nuevo sin decir palabra alguna.
Relativamente hace poco que conozco a 51, algo más de un año, no conversamos mucho porque el tipo es más bien parco y prefiere el resguardo del silencio. Encendí un cigarrillo y mandé a la mierda las esperanzas de una ayuda. En ese momento recordé que él es básicamente uno de los pilares de esta iniciativa. Me sentí un completo imbécil, como cualquier obrero que pide inútilmente ayuda a su jefe. Aunque, él es un buen “jefe”, jamás se le ve; pero uno sabe que anda por ahí.
51, tomó la cafetera y se sirvió algo de café en un pocillo sucio que había sobre la mesa y encendió otro cigarrillo, luego me dijo:
-Trascender con la escritura, saber escribir no significa nada o sirve de muy poco. La escritura se ha quedado atrás con respecto a otras propuestas como el cine, la pintura o la fotografía; por el simple hecho de que el lenguaje es un método inservible para traducir los pensamientos o ideas, simplemente se queda corto compañero.
Yo miré sus zapatos impunemente sobre mi escritorio, su cuerpo retorcido en esa v, su mirada perdida en el techo. Cuando se está junto a 51, la realidad empieza a tornarse azul, a trasmutar en una pantalla de humo que se devora todo, menos el silencio. Le dije que la ventaja que tiene la literatura, es la misma de la música. Él me miró tal vez ya sabiendo la respuesta o previendo lo que yo le iba a decir.
-El poder de hacer imaginar –le dije- por la pequeña sonrisa en su rostro me pude dar cuenta de que eso era justo lo que estaba pensando.
-¿Sabes cuál es el problema con esa idea? –Dijo 51- puede que haya razón en eso; pero lo que yo quiero subrayar es la manera como siempre, cualquiera que escriba se ve obligado a mutilar sus ideas por medio del lenguaje. Te digo que éste no alcanza para satisfacer la necesidad de expresión hablada o escrita, es indistinto. En cambio en el cine o la pintura, un sólo fotograma o lienzo puede representar más exactamente el sentimiento, la idea imaginada, la imagen preconcebida.
-Eso está bien, incluso entendible y por qué no compartible. – Le dije- pero estás dejando de lado la importancia del poder de la imaginación. Como te decía. Una sola novela, un solo cuento puede ser imaginado un sinnúmero de veces por los diferentes lectores. Haciendo de éstas un sinfín de novelas y cuentos, a pesar de ser el mismo cuento o la misma novela; igual a tu imagen que puede representar también un número infinito de películas.
Dicho esto, bajó los pies del escritorio y esculcó en los bolsillos de su pantalón, entonces arrojó sobre la mesa una hoja doblada como en cuatro pliegues. Encendió otro cigarrillo y me dijo.
-Eso es con lo único que te puedo ayudar, son unos tontos versos que estuve garabateando esta tarde. No sé qué significan, tal vez no tengan significado alguno. Total, decime cómo hace uno para traducir de verdad y fielmente aquello en lo que se está pensando… No me importa para qué los utilices, si es que eso te pueda ayudar en algo.
Entonces simplemente se levantó, hurgó en mi biblioteca y se llevó un par de libros.
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