Ciudad del sol: Pensar en despierto a dos manos
Por: Mb-6v!Amanecía lentamente en la tierra de los vivos, en los campos los QUIQUIRIQUEOS empezaban a arder lucidamente en las montañas y valles, abatidos por la invisibilidad intoxicada de los exhalos industriales, las luciérnagas, grillos y piedras se daban su descanso luego de las serenatas nocturnas a medio tiempo. En la ciudad -la mismísima madre de las turbas-, los bostezos empezaban a gestarse entre el crepúsculo matutino que el día hurtaba; el cielo se abre al mundo, el hombre se cierra a sí mismo, deja de existir aquella libertad paisajística donde el fogueo de sonreír o brindarse un descanso es asesinado… Quizás, él pedía cinco minutos más para su ficción… El frío de las costas se extinguía al compás que las olas marcaban danzantes las miradas de la estrella más grande del día; en los aires los pájaros se empeñaban a volar, a endulzar las ventanas y a sentirse hambrientos “vivos” , el rocío se delataba después de la corta marcha de la oscuridad.
Yo desperté tarde…de madrugada, dispuesto a que mi ensueño no hubiese sido más que una fantasía; de pie respiro mejor, me quito los guantes para los sueños, y empezaré a escribirlos sin dolor, con amor verde por la Musa.
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