UNIVERSIONES (Psyquest)

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EXTRODUCCIÓN 15

“Mientras el cerebro sea un misterio, el universo continuará siendo un misterio”.  
Santiago Ramón y Cajal


Habitamos una casa. Aquella casa está ubicada en una vereda o un barrio, por lo cual se deduce que hace parte de un municipio, y éste a su vez de una ciudad, que a su vez hace parte de un país que compone junto con muchos  otros un continente dividido (o fragmentado) en 3 partes, acompañado de otros 4 continentes, que conforman un rompecabezas llamado planeta tierra, que está inserto en un galaxia espiral donde se encuentra un sistema solar, y este a su vez, compone una minúscula parte de un todo inabarcable en cifras y palabras: El vasto universo.





Y aún así, sin que éste nos resulte suficientemente infinito e inabarcable, lo continuamos expandiendo con nuestra imaginación, a través de aquel instrumento tan poderoso que ha podido crear el ser humano: ese fascinante conjunto combinado de vocales y consonantes llamado palabra. Aquí seguimos jugando a ser los creadores del universo, escribiendo acerca de otros mundos, de otras galaxias, de otros seres vivos, tan amorfos y violentos como el homo sapiens, empero tan coloridos y diversos como nuestra flora y fauna. Y no nos basta, la palabra nos induce casi hipnóticamente a llenar los vacíos de aquel universo desconocido, con nuestro ingenio, a que nuestra mente quiera imitar el ritmo en que se expande el universo, como si estuviese celosa de él, tan inocentemente esperanzada de que podrá alcanzarlo, por la vía de aquel fabuloso impulso electroquímico ocurrido en la sinapsis, llegando hasta el pico de la abstracción, donde se pierde las huellas de lo que era biológico y orgánico, conduciéndonos al más allá de la realidad: La imaginación. Esta lógica de interesarnos apasionante y frenéticamente por el universo quizás responde a que en él queremos encontrar las respuestas que no hemos podido encontrar en nosotros mismos, y de este modo esto nos brinda pistas que indican que otra dimensión del universo habita en nuestro cerebro, y que es tan inmensa, infinita e inabarcable como ese universo físico, el cual sirve de cuna a nuestro minúsculo planeta. Cerebro-universo, universo-cerebro. ¿Cuál más desconocido e interesante para nosotros? Quizás está fascinante relación nos sugiera que no basta con vivir en una dimensión. Así que seamos realistas: vivamos en todas. Así podremos caminar entre ellas, nadar, correr, navegar o teletransportarse, si es necesario. Porque habitar una casa nunca será suficiente para una mente creativa. Hay que viajar y habitar otra dimensión, saborearla, olerla, observarla, y al final escribirle, llorarle, publicarle, y de nuevo saborearle. Explorar el universo del cerebro o el cerebro del universo.

Quizá da igual. Lo importante es saber que existen esos “tiquetes de vuelo” llamados Dimensiones, que nos permiten vivir en primera persona, desde una experiencia microscópica a la macroscópica ese territorio que habitamos, sea físico o abstracto, ahí donde desarrollamos una cotidianidad. Una dimensión puede ser la música, la astronomía, la arquitectura o la filosofía. Puede ser una ciudad, un libro, una mujer, y también un lio. En todo caso, declaro que aquí vivimos en una casa con muros transparentes, con ventanas rotas por tantas derrotas, pero con una puerta que sé, siempre estará entreabierta, para quien también quiera tomar su “tiquete de vuelo” y  planear como ya lo hacemos nosotros en este vasto e infinito universo de Dimensiones.

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